“La primera agresión por ser gay fue cuando tenía diecisiete años”
Ivan, Kazakhstan
Ivan sufrió por primera vez una agresión homófoba a los diecisiete años. Justo había terminado el instituto y estaba preparándose para los exámenes de selectividad. Un grupo de hombres desconocidos comenzaron a pegarle en la cabeza con un palo de metal en el centro de su ciudad. Era la hora de comer y había mucha gente alrededor pero todo el mundo simulaba que no veía nada.
La conmoción cerebral que sufrió fue tan fuerte que perdió la capacidad de leer. La policía abrió una investigación, pero le intimidaron para que retirara la denuncia. Si no la retiraba, toda la ciudad se daría cuenta que era gay. Y lo hizo.
Dos semanas después de dejar el hospital, recibió otra paliza y lo ingresaron de nuevo. Entonces decidió mudarse a Almaty, la capital del país.
En Almaty, sin embargo, la discriminación seguía existiendo con mucha fuerza. En el trabajo tuvo incidentes homófobos, de los cuales le culpaban a él, y casi no salía de casa. No participaba en ninguna organización LGBTI por miedo a desaparecer, lo que le pasaba a personas de estos movimientos. Sin embargo, recibió otra paliza años después.
Fue entonces cuando decidió dejar Kazakhstán para ir a vivir a algún país donde se aceptara su orientación sexual. Vio que en España la comunidad LGBTI tenía muchos derechos reconocidos, y como ya había estado en Valencia en 2006, se decidió. Obtuvo un visado turístico y tomó un avión hacia Barcelona.
No sabía que podía pedir asilo. Hasta que una mujer rusa que conoció en la Plaza Cataluña le indicó dónde estaba la oficina de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado. Con el asesoramiento de la abogada de CCAR, pidió la protección internacional, y comenzó a tejer sus raíces en Barcelona.