“Vivimos con el miedo constante de que nos puedan detener simplemente debido a nuestra orientación y la identidad de género”

Peter (Sierra Leona)

Peter sabía desde pequeño que era gay. Le gustaban los chicos, sin dudas. Y eso, en Sierra Leona, era un problema.

Su madre, somalí con nacionalidad estadounidense, comenzó los trámites para que él también fuera ciudadano de Estados Unidos, y que por lo tanto tuviera una mayor protección a nivel de derechos. Pero, ella murió sin que esto llegara a pasar y el padre de George lo marginaba por su orientación sexual.

Con el tiempo empezó a hacer activismo por los derechos humanos y se convirtió en defensor de los derechos del colectivo LGBTI del país. Incluso, dirigía una asociación.

Hasta que un periódico local publicó una entrevista con él que tituló “Yo nací gay”. Al día siguiente, dos hombres le asaltaron cuando iba en su coche y vio, que la violencia que había sufrido a través de diferentes golpes, y que tenía normalizada, llegaba a puntos extremos. Entonces decidió que tenía que dejar su país.

Gracias a que había participado en jornadas con la Fundación Triángulo en Madrid, decidió su destino: España. Habló con la embajada española, se marchó a Ghana mientras hacía los trámites necesarios, y finalmente voló a Madrid.

En la capital española pidió asilo, y lo enviaron a un centro de acogida en Canarias. Después de los seis meses en el centro de acogida, viajó a Barcelona, donde tenía contactos y conocimiento de la existencia de muchas entidades LGBTI que le ayudaron en sus primeros momentos en la ciudad. Años más tarde, aún vive en Barcelona, sin ideas de cambiar de ciudad por el momento.